Los atrapamientos de
los más chicos en la virtualidad, las
idas y venidas del rendimiento escolar, los largos y muchas veces tortuosos
períodos de crisis de la adolescencia, por citar algún ejemplo, no son
situaciones que le ocurren solamente a padres y madres ausentes como suele tendenciosamente
llamárselos.Por el contrario, cualquier persona de este mundo que se aventure a
la experiencia de dar vida y ayudar a crecer, puede verse envuelta en/por alguno de estos y otros
potenciales conflictos .
Cuando estas cosas nos ocurren, más allá de que siempre
resulta saludable y fructífero preguntarse y asumir una actitud positivamente autocrítica en el
ejercicio de una función de tan vital magnitud, es importante sin embargo,
sacarse de encima la sensación opresiva y muchas veces paralizante de la culpa.
Ya que debido a su condición humana, los padres inevitablemente cometen
errores; lo que importa es sobreponerse, corregir lo que sea necesario, y
seguir.
Acompañar a un hijo/a hasta las puertas mismas de salida
hacia su propia vida, puede consistir en un largo camino, muchas veces más
prolongado aún de lo que creíamos, en cuyo trayecto situaciones insólitas, que
jamás hubiésemos imaginado como posibilidad en nuestras vidas o en las de ellos,
pueden suceder.
Sobre todo cuando nos adentramos en las arenas movedizas de la adolescencia, ese territorio sobre el que se
habla y escribe mucho, pero que suele revelarse como desconocido, inesperado y
diferente en cada un@.
Todo eso llevado al
HOY. HOY, con mayúsculas, sí, porque se trata de una época en la cual el entorno
con sus usos y costumbres influye de modo decisivo y complejo, imponiendo
hábitos, códigos, que marcan fuertemente el SER de cada edad .
Multiplicidad de factores que interviene a su vez en los padres y madres sumiéndolos en estados de desconcierto y desorientación en lo que tiene que ver con el ejercicio de su función materna y paterna.
Multiplicidad de factores que interviene a su vez en los padres y madres sumiéndolos en estados de desconcierto y desorientación en lo que tiene que ver con el ejercicio de su función materna y paterna.
Recetas no hay, lo sabemos. Acompañar a crecer. He ahí una consigna princeps de todo padre o madre.
Animársele a esos territorios en los que hay que descubrir de qué se trata,
como moverse frente a cada situación.
Poner límites cuando es necesario, disponerse a un diálogo
que intente mantenerse en pie a pesar de las rispideces que de acuerdo a cada
etapa, puede ser enorme. Aún cuando
parezca que se trata de una crisis
interminable, de la cual nunca se va a emerger.
Si bien todo ser humano requiere si o si del tránsito por
ese camino de construcción de si mismo, inventarse, producirse como sujeto,
encontrar su propio y particular arte de vivir, hace falta reconocer
que constituye este un proceso difícil, que conlleva etapas de tensión en el vínculo
entre padres e hijos.
Lo cual supone también todo un trabajo mental y emocional de
parte de los padres, en la búsqueda de una apertura en su manera de pensar en
las distintas crisis vitales que se van sucediendo
en la crianza.
Este blog y esta página,así como los talleres que comenzaremos próximamente, se ofrecen como un espacio que
pueda actuar como red de intercambio y soporte entre sus participantes, que brinde
amortiguación y acompañamiento en
esta tarea de acompañar a nuestros hijos
en su crecimiento.
Quedan tod@s invitados a participar.
Quedan tod@s invitados a participar.
Muchas gracias por la lectura.
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